
Chuang Tzu soñó que era una mariposa y no sabía al despertar si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre.
Al principio, Chuang Tzu pensó que la confusión se disiparía de a poco con el correr de las horas, como un sueño que se apaga entrada la mañana, pero para el mediodía, tuvo que admitir que no podría sacudírsela ya del cuerpo. Unas veces, como cuando caminaba por el parque hasta las oficinas de la calle Huang-Chiek, estaba seguro de ser una mariposa, y sus pasos se hacían cada vez más ligeros y rápidos, y estaba seguro de que, de un momento a otro, podría volar el resto del camino, por lo que se cuidaba especialmente de no tocar a nadie, temeroso de que cualquier contacto, incluso el de una mujer, aplastara su frágil cuerpo al momento de levantar vuelo. Otras veces, como cuando emprendía el camino de regreso hacia los barrios bajos -un camino con subidas y bajadas, tramos a campo traviesa por baldíos y otros meandros- Chuang Tzu se convencía de que era un hombre, aunque no podía saber si era un hombre feliz o infeliz, viejo o joven. En el fondo, pensaba con melancolía Chuang Tzu, sabía tan poco de mariposas como de hombres.
Genial. Muchas veces no hacemos las cosas porque no nos conocemos realmente ni sabemos lo que realmente somos.
ResponderEliminarUn abrazo...
Muy lindo tu blog amiga !!
ResponderEliminarbeso
FdeH
Precioso. Pero mucho muchísimo, en serio.
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