Todas las sensaciones, sobre todo la de la euforia y la ceguera mental que llegan con el enamoramiento son pasajeras. Definen el amor, pero "de mentira". El narcótico a los problemas que supone toda la química que desata la pasión, después de un tiempo desaparece, y las sensaciones se hacen más "racionales" y "lógicas". Es entonces cuando los problemas que existían previos a la relación vuelven, las cosas que no nos gustaban del otro antes de enamorarnos, y que por culpa de la feniletilamina nos resultaron aceptables, vuelven a desagradarnos. Pero queda el amor…si es real.
Una relación implica muchas más cosas, menos fuegos de artificio y más características de compatibilidad, que configuran el verdadero amor.
La confianza, la complicidad, el estar para el otro cuando te necesita, el colocar tu pareja por encima de todo, ese tipo de cosas no son tan "explosivas" como las mariposas en la panza, pero configuran los ingredientes para que una relación funcione.
Y luego en muchos casos viene "el aguante". Una relación nunca debe ser asimétrica. Las flechas deben ir en los dos sentidos, y no me refiero solo a "decir te quiero". Eso es muy sencillo, lo hace cualquiera y no cuesta nada. Hay relaciones de parasitismo donde una parte es la única que da y ofrece, y la otra solo recibe, bien de forma consciente, bien de forma inconsciente, y el que sea de una u otra manera no es atenuante para el diagnóstico de relación enferma. Y claro, así hay una sola parte es la que da, la que soporta las esperas, la que tiene paciencia, la que aguanta no ser lo "primero" y la que tiene esperanzas de que el tiempo lo solucione todo. Sí... en nombre del amor lo soportan todo, los desplantes, el ser plato de segunda, la ausencia de esfuerzo por la otra parte, los engaños, las disculpas... y tantas y tantas cosas. Se auto engañan creyendo que el amor lo va a poder todo, y que es lo único que necesitan para vivir. Creen que el tiempo hará que el tema mejore y los obstáculos desaparezcan. Se entregan con tal sacrificio al otro que se anulan como personas, lo aguantan todo, hacen de la infelicidad su marca de vida y se condenan por años. Disculpan las ofensas de la otra parte, proyectan las causas de sus problemas hacia otros agentes, cuando no se dan cuenta de que en su mano está acabar con una relación marchita. Sí, perderían el amor. Pero tendrían la esperanza de volver a encontrarlo, o al menos, estar mejor solo que mal acompañado, como dice el dicho.
A veces se vive sufriendo en nombre del amor y se justifica todo del otro. Pero las personas que viven infelices terminan estallando, aunque no tan pronto como deberían, algunas tardan años. Y otras muchos años.
Lo que suele ocurrir en esos casos es que al final, pasa lo que tenía que pasar, pero mucho más tarde. Y además de una relación rota cosechan un montón de años de desdichas que les han llevado a perder oportunidades de ser felices.
El amor verdadero, y el que configura una relación con posibilidades de éxito se basa en el dar y recibir. Hay que estar ahí para el otro y que el otro esté ahí para vos, demostrar que el otro es lo primero y tener la certeza de que uno es lo primero para el otro. Tener confianza plena, y que la otra parte la tenga con vos. Y de vez en cuando hacer alguna pequeña locura que haga que vuelvas a sentir aquellas sensaciones de mariposas, aunque solo sea por un rato, y que recuerde a la otra parte que sigue siendo lo más importante para vos.
Maria Isabel Sanchez.
Cuantas verdades en este texto... Ciertamente se presta para la reflexión...
ResponderEliminarMuchas de las cosas que escribís en el blog lo hacen, es, ciertamente, un blog que invita a pensar y a mirar las cosas desde otro punto de vista
PD: Se que te lo deben haber dicho muuuchas veces, pero me encantan tu ojos, o tu mirada, creo que ambos...
Muchas muchas de nada =)
ResponderEliminarBeso